sábado, 2 de mayo de 2009

1º DE MAYO


COMUNICADO DIOCESANO PARA EL PRIMERO DE MAYO
En esta celebración del primero de mayo, Día Internacional del Trabajo, los militantes cristianos que trabajan en la Pastoral Obrera de Burgos, nos sentimos cercanos a todos los compañeros y compañeras de trabajo junto a los cuales vivimos con angustia y preocupación estos momentos de incertidumbre laboral, acentuado por la crisis económica mundial.
En este contexto de crisis queremos denunciar la destrucción de miles de puestos de trabajo y la exigencia, por parte de las organizaciones empresariales, de una mayor flexibilidad del mercado laboral: abaratamiento de los despidos, mayor precarización de las condiciones laborales, nuevos contratos laborales…etc. En definitiva, cargar con el mayor peso de la crisis a los trabajadores y trabajadoras, mientras se ayuda con suculentas inyecciones de dinero a los que sí son causantes de ella: bancos y grandes empresas.
Una crisis producida por un sistema económico mundial injusto e insolidario regido por el hábito de “consumir, producir, consumir” que tanta pobreza y desigualdad genera, especialmente en los más débiles. Esta crisis pone en cuestión la civilización montada sobre el macro consumo, el derroche de recursos naturales, el capricho, las modas, la búsqueda desenfrenada del beneficio inmediato a costa de lo que sea. Nunca ha sido más evidente la necesidad de un cambio radical que trastoque las reglas del sistema y el sistema mismo.
“Es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres funcionan de modo casi automático haciendo más rígida las situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros” (Juan Pablo II en SRS,16)
Llevamos años viendo cómo miles de trabajadores son despedidos. Hay en nuestra provincia más de 23.000 personas en paro que se ven empujados hacia la pobreza y la exclusión. Además, más de 120 empresas han llevado a cabo expedientes de regulación de empleo, que ha afectado a más de 6.000 trabajadores y sus familias. No es de extrañar que haya aumentado un 54% la demanda de ayudas a Cáritas, especialmente de familias jóvenes españolas e inmigrantes.
Como trabajadores y trabajadoras cristianos, nos sentimos interpelados por la realidad y llamados, desde el evangelio, a vivir más comprometidos. La esperanza cristiana nos mueve a trabajar sin desmayo por un nuevo modelo de persona y de sociedad. Por eso ahora es momento de compromiso: llevar una vida austera y no consumista; estar preocupados por nuestros vecinos y compañeros de trabajo, priorizar nuestra solidaridad con los empobrecidos poniendo nuestra economía a su servicio y organizarse con otros para hacer posible la transformación de esta sociedad.
Así mismo exigimos a los poderes políticos y financieros la construcción de un nuevo sistema económico donde el bienestar de la persona, de todas las personas, se convierta en el único objetivo de su actividad.
Tenemos muchos motivos para reivindicar y celebrar, junto a los sindicatos, este 1º de mayo.

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